La idea es socorrer a los turistas que hayan bebido demasiado alcohol. Les inyecta una solución salina que atenúa los síntomas.
Un autobús llamado Hangover Heaven
(Paraíso de la Resaca) circula por el Boulevard Las Vegas y, en su
interior, las víctimas del exceso de alcohol son atendidas por el doctor
y anestesiólogo certificado Jason Burke, quien suministra una solución salina por vía intravenosa en el brazo izquierdo de Bryan Dalia.
"He asistido a dos despedidas de soltero consecutivas", indicó Dalia,
que se sujeta con una mano la dolorida frente mientras recuerda haber
ingerido cerveza y otras bebidas alcohólicas la tarde y la noche
anterior, además de jugar en los casinos, cenar y consumir varios
martinis. Ahora tienen que reponerse para poder asistir a una boda
en Las Vegas.
"¿Cómo se siente?", le pregunta la enfermera Debra Lund. "Mejor"
responde Dalia. "No me sudan ya las palmas de las manos y no siento
escalofríos".
Dalia fue uno de los primeros pacientes atendidos en el dispensario
rodante pensado para turistas que beben demasiado. "Empiezo a sentirme
muy bien", comentó.
Burke considera su negocio una práctica médica rodante, algo parecido
al médico que ofrece rayos X, resonancias magnéticas o mamografías en
una casa rodante. "No creo que el Paraíso de la Resaca promueva la
ebriedad. No elimino las resacas, solamente las trato", agregó.
El médico dijo que su objetivo es acudir antes de una hora al hotel
de la persona necesitada de sus servicios. Una vez en el autobús, el
tratamiento dura menos de una hora, y el básico cuesta 90 dólares. Y por una suma adicional, Burke acude a la habitación hotelera del paciente.
Fuente: AP
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