En un nuevo estudio, publicado en la revista 'Nature', los investigadores estiman que los mares se elevaron, entonces, entre 6 y 13 metros -hasta un tercio menos que las estimaciones previas, pero aun así un cambio drástico.
Los investigadores se han centrado en las islas subtropicales de las Bermudas, y las Bahamas, para encontrar respuestas acerca del futuro aumento del nivel del mar; señalando dónde se situaban las costas en los acantilados y arrecifes de las islas, durante un período muy cálido hace 400.000 años.
En un nuevo estudio, publicado en la revista 'Nature', los investigadores estiman que los mares se elevaron, entonces, entre 6 y 13 metros -hasta un tercio menos que las estimaciones previas, pero aun así un cambio drástico. De ello, los expertos deducen que los bloques de hielo de Groenlandia y el oeste de la Antártida se derrumbaron en ese momento -pero no la mayor capa de hielo de la Antártida.
"Nuestro estudio proporciona una explicación sencilla de la existencia de estas playas altas", afirma la autora principal del estudio, Maureen Raymo, científica del clima en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty, de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.
El nivel medio global del mar ha aumentado 20 centímetros desde la década de 1880. En la actualidad, está aumentando más de 2 centímetros por década, impulsado por la expansión térmica de los océanos, y el derretimiento de los glaciares y capas de hielo -incluyendo las capas de hielo, en su mayor parte intactas, de Groenlandia y la Antártida Occidental.
En su informe más reciente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático estima que los mares podrían elevarse hasta dos metros hacia el año 2100, aunque esta cifra podría aumentar, dependiendo de la cantidad de derretimiento del hielo polar, y la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero. Las Naciones Unidas estiman que un aumento de 2,5 metros en el nivel del mar, bastaría para inundar la zona donde viven 17 millones de personas, solo en Bangladesh.
Los acantilados y arrecifes antiguos de las Bermudas y las Bahamas han atraído durante décadas a cazadores de fósiles y, más recientemente, a científicos que investigan el nivel del mar. En un estudio realizado en 1999, publicado en la revista 'Geology', Paul Hearty, científico de la Universidad de Carolina del Norte, estimó que, hace 400.000 años, los mares se elevaron cerca de 22 metros, entre los períodos glaciales; planteando la hipótesis de que la capa de hielo de la Antártida oriental se derritió, en parte, produciendo el aumento.
En 2007, el científico Gary McMurtry, de la Universidad de Hawai, propuso una hipótesis diferente en la revista 'Sedimentary Geology': un tsunami generado por el megacolapso de un volcán de las islas Canarias, habría creado la nueva línea de pleamar.
El nuevo estudio, sin embargo, ofrece una teoría diferente, centrándose en la carga y descarga de hielo de América del Norte durante las eras glaciales anteriores a la subida del nivel del mar. Como las capas de hielo crecieron, su peso empujó hacia abajo la tierra sobre la que se sostenían, causando que la tierra en los bordes de las Bermudas y las Bahamas se abultara. Cuando el hielo se retiró, el continente se recuperó, y las islas de hundieron.
"Las Bermudas y las Bahamas no son una medida prístina de los volúmenes de hielo que se fundieron en el pasado, porque están influídas por los efectos de la Edad del Hielo", afirma el coautor del estudio Jerry Mitrovica, geofísico de la Universidad de Harvard.
El nuevo estudio infiere que las grandes capas de hielo de Groenlandia y el oeste antártico sí se derrumbaron en aquel momento, pero que la pérdida de la mayor capa de hielo de la Antártida Oriental fue insignificante. Hoy en día, tanto en Groenlandia, como la Antártida Occidental, están perdiendo masa, en un mundo que se calienta, pero las señales de la Antártida oriental son menos claras. Raymo afirma que que este estudio ayuda a mostrar que el colapso catastrófico que produciría el hielo de la Antártida Oriental, no es una amenaza hoy en día. "Sin embargo, es necesario preocuparse de Groenlandia y la Antártida occidental", apunta la experta.
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