Elefantes marinos con sensores en la cabeza que nadan bajo el hielo antártico han ayudado a los científicos a entender mejor cómo el océano más frío, donde se forman las aguas más profundas, proporciona pistas vitales para entender su papel en el cambio climático en el mundo.
Los animales seleccionados, junto con sofisticados datos vía satélite y anclajes en cañones oceánicos, juegan un papel para proporcionar datos sobre el extremo ambiente antártico, donde las observaciones son muy raras y a donde no pueden llegar los barcos, dijeron investigadores del Antarctic Climate & Ecosystem CRC en Tasmania.
Los científicos conocen desde hace tiempo la existencia del "agua del fondo antártico", una capa densa y profunda de agua cerca del lecho oceánico que tiene un impacto significativo en el movimiento de los océanos de todo el mundo.
Se conocían tres áreas donde se forma este agua, y la existencia de una cuarta se sospechó durante décadas, pero la zona era demasiado inaccesible, hasta ahora, gracias a los elefantes marinos.
"Los elefantes marinos fueron a una zona de la costa a la que nunca iba a llegar ningún banco", dijo Guy Williams, especialista en hielo marino del ACE CRC y coautor del estudio.
"Esta es una forma particular de agua antártica llamada agua profunda antártica de producción, uno de los motores que impulsan la circulación de los océanos", dijo a Reuters. "Lo que hemos encontrado es otro pistón de ese motor".
Los elefantes marinos del sur son los más grandes de su especie, con los machos pudiendo alcanzar los seis metros de largo y un peso de hasta 4 toneladas.
En 2011, veinte ejemplares fueron desplazados desde la estación Davis en el este de la Antártida con un sensor, cuyo peso estaba entre 100 y 200 gramos, en su cabeza. Cada dispositivo tenía un pequeño transmisor por satélite que permitía pasar la información a una base de datos diaria en intervalos de cinco a diez minutos cuando los animales subían a la superficie.
"Los elefantes marinos (...) fueron hasta la propia fuente y encontraron este agua densa muy fría y salada en pleno invierno debajo de la polinia, que es como llamamos a la fábrica de hielo alrededor de la costa antártica", añadió Williams.
Estudios previos han mostrado que hay tendencias que duran 50 años en las propiedades del agua profunda antártica, y Williams dijo que la última investigación ayudaría a evaluar mejor esos cambios, tal vez proporcionando pistas para modelos del cambio climático.
"Varios de los elefantes marinos buscaron comida en el talud continental, a unos 1.800 metros de profundidad, perforando una capa de este agua densa en cascada hacia el abismo", dijo en un comunicado. "Esto nos da raras y valiosas mediciones de este proceso en invierno".
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