Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron la calidad del aire de 100 hogares y el consumo de energía vinculados a los hábitos de secado de ropa. De esta forma, encontraron que en el 87 por ciento de las viviendas se secaba la ropa en el interior de los domicilios durante los meses más fríos. "La población no es consciente de cuánta humedad libera esta ropa en el aire", comenta una de las investigadoras, Rosalie Menon.
De esta manera, los expertos comprobaron que el 75 por ciento de las viviendas estudiadas tenían los niveles de humedad propicios para la aparición de ácaros de polvo. Además, hallaron una fuerte asociación entre el secado y la formación de moho. En concreto, se descubrió que una espora, que causa infecciones pulmonares en personas con un sistema inmune debilitado, estaba presente en el 25 por ciento de los hogares analizados.
La investigación, financiada por el Consejo de Investigación de Ingeniería y Ciencias Físicas, es la primera que sigue un registro de las implicaciones del secado pasivo de ropa dentro de los hogares. En este caso, todos los tipos de casas investigadas carecían de un espacio adecuado para secar las prendas.
Los autores han pedido que las nuevas viviendas se construyan con áreas especiales dedicadas al secado de ropa para evitar problemas de salud. "Estos espacios deben tener calefacción y ventilación independiente. Es casi como volver a incluir los armarios para ventilar ropa que solían verse en casas más antiguas", ha concluido Menon.
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