Pese a que la tienda Kindle de Amazon incluya un tentador botón junto a cada título que reza "Comprar en un clic", lo cierto es que legalmente nadie puede comprarle un libro electrónico a Amazon. Sólo adquirir una licencia de uso bajo ciertas condiciones. De modo que existe la posibilidad de que violemos estos términos de uso, incluso inadvertidamente, y encontrarnos sin los libros por los que hemos pagado.
Amazon puede acceder a través del wifi a nuestro dispositivo. Esa posibilidad normalmente se usa, por ejemplo, para descargar libros y sincronizar su estado de modo que si leemos el mismo libro a la vez en una tableta y un Kindle cada uno de los dos aparatos sepa exactamente dónde dejamos la lectura en el otro. Pero Amazon también puede usar ese acceso para borrar un libro o una biblioteca entera.
Eso es lo que le ha sucedido a una usuaria noruega, que de repente se encontró con que su biblioteca de unos 40 libros pagados religiosamente había desaparecido y su cuenta en Amazon borrada. Sus conversaciones por correo electrónico con el servicio al cliente del gigante del comercio electrónico no aclararon qué había hecho para merecer semejante castigo. Básicamente le decían que su cuenta estaba relacionada, no se sabe de qué manera, con otra que habia violado sus condiciones de uso, pero no le decían qué otra cuenta era, qué había hecho y qué relación tenía con ella.
Todo ha cambiado con la publicación de esta historia. La respuesta que Amazon nos ha dado a varios periodistas como Jeff Jarvis, Cory Doctorow o Simon Phipps sobre este caso ha sido la misma en todos los casos:
El estado de una cuenta no debería afectar a la capacidad del cliente para acceder a su biblioteca de contenido. Si un cliente tiene problemas accediendo a su contenido, debería contactar con nuestro servicio de Atención al cliente para recibir ayuda.
No obstante, la atención ha provocado que Linn, la desafortunada usuaria noruega, haya vistos restaurados sus "privilegios", esos por los que había pagado religiosamente. El caso recuerda peligrosamente al lamentable episodio de borrado de los libros de George Orwell 1984 y Rebelión en la granja, que llegó incluso a los tribunales, y obliga a preguntarnos si es prudente confiar toda nuestra biblioteca a un tercero.
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