Cazatalentos y firmas de ingeniería alertan de que nuestros titulados, muy bien considerados en el exterior, están emigrando. Las propias empresas españolas ya tienen gran parte de su negocio en otros países.
Los ingenieros españoles son objeto de deseo para empresas de todo el
mundo. Alemania tiene la necesidad de incorporar a 200.000 de estos
profesionales en unos años, por lo que está demandando este tipo de
titulados de nuestro país desde hace tiempo. Sus corporaciones siempre
habían exigido el dominio de la lengua alemana, pero ante la escasez de
compatriotas que se manejen en este idioma, están comenzando a reducir
sus exigencias idiomáticas. Algunas compañías han empezado a implantar
el inglés como lenguaje corporativo para salvar este problema.
Pero no sólo a Alemania le interesan los ingenieros españoles.
También se están comenzando a demandar con fuerza para proyectos en
Norteamérica y Latinoamérica, especialmente en países como Chile o Perú,
según Miguel Ángel Zuil, socio director de la firma cazatalentos Boyden
Spain.
Mercado global
Según Javier Ruiz de Azcárate,
CEO de la firma de selección Cátenon, asistimos a una búsqueda de
profesionales en cualquier parte del mundo para llevarles a cualquier
otra zona del planeta. Sobre todo en aquellas actividades con menores
implicaciones locales, como pueden ser las financieras y las de
ingenierías.
Esta firma está trabajando, por ejemplo, para incorporar
profesionales al proyecto de construcción del AVE a La Meca. «Los
ingenieros españoles son muy bien valorados en el resto del mundo. Hay
empresas en Estados Unidos que, a golpe de talonario, están fichando
equipos enteros que habían sido desplazados por sus compañías para un
proyecto», asegura.
Ruiz de Azcárate explica el fenómeno que está cambiando el mapa
internacional del talento: «Antes, la misma potencia que tenía el
capital para invertir, Estados Unidos, tenía también el management.
Ahora, los países emergentes, especialmente en Asia Pacífico, tienen la
capacidad de inversión, pero no los directivos para gestionarla. En el
desarrollo y crecimiento de países como Indonesia o Singapur tiene un
papel fundamental la obra civil para desarrollar infraestructuras y
facilities, para lo cual necesitan ingenieros. Algo similar sucede en el
Golfo Pérsico, en estados como Arabia Saudí o Qatar. Fichan a golpe de
talonario a los ingenieros que no tienen. También China, que invierte
mucho en África, pero no tiene managers para desplazar allí y los
selecciona en Europa y Norteamérica. Los ingenieros españoles, y en
general los profesionales cualificados, no van a tener problemas de
empleabilidad si están dispuestos a la movilidad».
Peligros
En este sentido Cristina Andrés,
responsable de selección y gestión del talento de Foster Wheeler en
España, coincidía en que los ingenieros españoles están emigrando y se
cuestionaba si estamos haciendo de low cost center para otros, pero «en vez de deslocalizar su producción a nuestro país, les estamos mandando el talento».
El hecho de que seamos una magnífica fuente de reclutamiento
de ingenieros para muchos otros países es una moneda con dos caras. Por
un lado, ofrece oportunidades profesionales a este tipo de perfiles en
las actuales circunstancias de nuestro mercado laboral. Por otro, supone
un problema de retención del talento para las firmas de ingeniería de
nuestro país. La mayor parte de las empresas participantes coincidieron en este análisis.
De hecho, todas ellas afirmaron tener ya al menos la mitad de su
negocio actual más allá de nuestras fronteras, lo que supone tener que
expatriar a estos profesionales, lo que les plantea, sobre todo, dos
problemas. El riesgo de perderlos, de que no quieran regresar y
aprovechen las oportunidades que ofrecen ahora otros países. De otro
lado, la tradicional problemática de readaptación para quienes sí
regresan, que tienen unas altas expectativas profesionales que
difícilmente pueden ofrecerles sus empresas actualmente en España. ¿Cuál
es la solución para no perderlos? ¿Volver a expatriarlos a nuevos
destinos hoy más atractivos?, se preguntaron algunos de los directivos
de recursos humanos presentes en la jornada organizada por Idesie
Business School.
Por ejemplo Miguel Ruiz ha sido recientemente nombrado director
corporativo de recursos humanos de Global Energy Services, firma de
energías renovables, especializada sobre todo en la eólica. El directivo
aseguró que su compañía va a necesitar 50 ingenieros que estén
dispuestos a pasar fuera de España unos 200 días al año.
En la misma línea Miriam Rico, directora corporativa de recursos
humanos del Grupo Itek, explicó que su empresa, del tocado sector de la
construcción, hace tres años tenía todo su negocio en España, y el 90%
del mismo, incluso, en la capital del país. Actualmente, la mitad de sus
ingresos ya se generan en otros mercados y la compañía tiene el
objetivo de que en 2013 el 80% de la facturación proceda de su actividad
exterior. La responsable de gestión de personas de esta firma explicó
que está observando una situación que considera una clara
paradoja: antes, los profesionales españoles tenían bastante
resistencia a la movilidad. Ahora, por las circunstancias de nuestro
mercado laboral, no sólo ha cambiado esa inercia, sino que incluso los
que se van expatriados al extranjero para gestionar algún proyecto,
muchas veces son fichados por otras empresas en los países de destino y
se establecen allí sin regresar a su firma original en España. Para Miriam Rico esta coyuntura tiene un riesgo para el país: «Nos estamos descapitalizando», afirmó.
En este sentido, el CEO de Cátenon advirtió a las empresas de que
después de las recesiones siempre se dispara la rotación de la
plantilla, «porque las crisis siempre traen sangre. Recursos humanos
tiene un reto de estrategia, de visión de futuro. Cuando pase esta
recesión van a necesitar contratar si quieren crecer, pero sólo lo
conseguirán con un buen proyecto y una buena marca. Las relaciones
laborales después de la crisis van a cambiar».
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