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martes, 12 de junio de 2012

B95, el super pájaro que recorre América sin parar


Es un playero rojizo. "Visita" a biólogos de todo el continente, que estudian sus traslados desde Tierra del Fuego hasta el Océano Ártico. El famoso ejemplar ya voló lo mismo que un viaje a la Luna.


El Playero Rojizo recorre, entre la ida y la vuelta, 32 mil kilómetros todos los años, atravesando posibles tormentas y huracanes, la creciente falta de alimento y, sobre todo, un cansancio extremo.

La travesía comienza en el sur de Argentina, a mediados de febrero, y se extiende hasta el norte de Canadá, a donde llega en junio. Entre octubre y noviembre emprende el regreso, para luego volver a empezar.

La particularidad del ejemplar identificado como B95 es que viene repitiendo este viaje desde hace, por lo menos, 18 años, cuando se suponía que la esperanza de vida de la especie, cuyo nombre científico es calidris canutus, era de apenas 7.

Toda esta información, de descubrimiento relativamente reciente, se pudo saber gracias al trabajo en conjunto de personas que viven en los distintos países americanos.

El anillado de aves

"Este animal no conoce fronteras. Nosotros las ponemos, por eso es necesario trabajar mancomunadamente entre los distintos países para su estudio y preservación", aseguró el licenciado Rubén Dellacasa, biólogo del Departamento de Conservación de Aves Argentinas. Por ser donde el Playero inicia su recorrido, es uno de los países donde se lo anilla para hacer un seguimiento de la especie en el tiempo y el espacio.

"El anillado se basa en tres pilares. Primero, el grupo de científicos que realizó el trabajo. Por otro lado, los observadores de aves, que pueden ser aficionados a esta actividad o cualquier persona que vaya a la playa y encuentre un ave anillada viva o muerta. Pueden tomar los datos mediante anotaciones o una fotografía. Y el tercer pilar sería el reporte de esos datos. Los tres son igualmente importantes, porque no sirve de nada anillar a miles de aves si nadie las va a observar, o si los que lo hacen no tienen dónde reportarlo", comentó Dellacasa.

Este mecanismo, relativamente sencillo en cuanto a su implementación técnica, pero muy complejo en lo que respecta a la cantidad de personas que deben coordinar sus tareas para que surtan efecto, permite conocer mucho sobre las aves migratorias.

"Lo que se hace -relató Dellacasa- es capturarlas y ponerles dos tipos de identificación. El anillo metálico, que lleva una inscripción donde figura un número y los datos de contacto de los científicos que lo realizaron, se usa por si el ave es encontrada muerta. Así se puede dar aviso. También se utilizan anillos plásticos, que pueden ser uno o varios y que generalmente son de colores. Si lo que se quiere es distinguir a un solo individuo, se puede cambiar la combinación de colores y así se construye una identificación para cada uno. De este modo se los observa a distancia, utilizando prismáticos o telescopios".

Qué rutas migratorias siguen, cuándo se detienen y cuánto tiempo necesitan para reponer energías y continuar el viaje, qué momento y lugar eligen para procrear y ubicar sus nidos, y hasta qué conductas tienen como padres son algunas de las muchas cosas que se pueden averiguar por medio del anillado.

La travesía

"A lo largo del viaje va haciendo distintas paradas. En marzo se lo puede identificar en un sitio muy importante de detenimiento que es San Antonio Oeste, en Río Negro (Argentina). Al mes siguiente, está en Brasil. En mayo ya se adentra en la Bahía de Delaware, Estados Unidos, su última parada importante antes de arribar a Canadá, donde hace su nido. A través del contacto entre los distintos grupos de científicos se puede calcular cuánto tarda en llegar de un lugar a otro", contó Dellacasa.

Así, por ejemplo, se sabe que en el último tramo llegan a volar cerca de 3 mil kilómetros sin realizar ninguna parada. Esto es posible gracias a la gran cantidad de alimento que pueden almacenar, aumentando su grasa corporal y utilizándola como reserva de energía durante el viaje.

Pero lo que sorprende no son sólo las grandes distancias que transitan sin detenerse a descansar, sino la velocidad con la que lo hacen. "Desde Tierra del Fuego hasta San Antonio Oeste -explicó el biólogo argentino- , que es la primera etapa del viaje, hay casi 1500 kilómetros. Existe el ejemplo de un Playero que salió un 11 de marzo y llegó el 13 del mismo mes. Es decir que recorrió 1500 kilómetros en dos días".

Semejante travesía la realiza con un solo fin: reproducirse. Para eso elige el Ártico, una de las zonas más frías del mundo. Allí copula y arma los nidos en los que incubará sus huevos y cuidará a sus crías hasta que puedan valerse por sí mismas.

Lo particular del Playero Rojizo es que parece ser un ave bastante posmoderna, ya que a diferencia de lo que ocurre con la mayor parte de las especies, no es la hembra sino el macho quien se queda hasta último momento con los pichones. ¿Cómo se sabe esto? Según los registros, las hembras emprenden su retorno hacia el sur con algunas semanas de antelación.

Las amenazas que debe superar

"La especie presenta problemas de conservación. Se calcula que la subespecie que llega hasta Tierra del Fuego actualmente tiene 40 mil ejemplares y hace una década sufrió una fuerte disminución. La principal causa estaría relacionada con que en una de sus últimas paradas se alimenta de los huevos que pone el cangrejo herradura en la playa, cuya cantidad disminuyó al aumentar su uso como carnada por los pescadores. Esto le trajo problemas al Playero con la disponibilidad de alimento y la reposición de energías", comentó Dellacasa.

En este caso se encuentra la trascendencia del trabajo colectivo entre los distintos grupos de científicos americanos, ya que, gracias a sus continuas gestiones ante los respectivos Gobiernos, consiguieron que los lugares de parada fueran declarados reservas naturales y que se estableciera una veda sobre los cangrejos. Aún así, más allá de los esfuerzos realizados, la población seguiría en baja.

Es debido a todos estos riesgos a los que se ve sometida la especie, que resulta tan sorprendente la supervivencia de B95. "Al ser tan longevo -explicó el biólogo-, sorteó todas las adversidades y peligros con los que se fue encontrando. En una migración de tantos miles de kilómetros debe haber hallado predadores y condiciones climáticas muy adversas, que son los factores que más atentan contra la supervivencia de la especie. Son animales muy resistentes a pesar de su tamaño".

La importancia del trabajo cooperativo entre los pueblos

"En Aves Argentinas implementamos en Internet un sistema de reporte de aves anilladas, a partir del  cual funcionamos como un nexo entre el observador y los científicos que realizaron el anillado. En la página hay una serie de fichas que permiten que el que entra identifique la especie que divisó. Y si no puede, nosotros procuramos ayudarlo", contó Dellacasa.

Pero ¿por qué es tan necesaria la participación de personas que no tienen nada que ver con la ciencia? "Sólo entre el 5 y el 10 por ciento de los ejemplares se vuelve a ver luego de anillados. Es muy poco. Ya sea porque aparecen en lugares de difícil acceso para el hombre, por la mortalidad o porque se pierden los anillos. Por eso la importancia de cada reporte", responde Dellacasa.

De esta manera, la web funciona como un extraordinario medio de comunicación para unir de forma instantánea a científicos y no científicos de toda América, colaborando conjuntamente en el seguimiento de estas aves y en su preservación.

Por otro lado, además de tomar al trabajo común entre distintos países como un medio para estudiar a estos extraordinarios animales, resulta interesante pensar en el Playero Rojizo como un medio para borrar las barreras entre las diferentes naciones americanas y, tomando su ejemplo, construir un continente sin fronteras.

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