La Amazonía ha estado intervenida por grupos humanos por lo menos hace diez mil años y su impacto en los diversos ecosistemas no es nada despreciable.
Mediante el estudio de suelos y el análisis de colecciones actuales,
especialistas intentan determinar las especies botánicas que existieron
hace miles de años en el territorio amazónico. A partir de la
Arqueología y la Paleoecología, el grupo de investigación Pueblos y
Ambientes Amazónicos, liderado por el profesor de la Universidad
Nacional (UN) de Colombia Gaspar Morcote-Ríos, intenta determinar qué
plantas fueron manejadas por los grupos humanos en el pasado y
establecer cómo fueron los procesos de domesticación, distribución y
extinción de plantas en el pasado.
La Amazonía ha estado intervenida por grupos humanos por lo menos
hace diez mil años y su impacto en los diversos ecosistemas no es nada
despreciable.
Los ópalos de sílice, conocidos como fitolitos, son estructuras
botánicas microscópicas que pueden preservarse durante miles de años en
el suelo. Por esta razón, permiten conocer las interrelaciones que se
dieron entre las plantas, los ecosistemas y las comunidades humanas
antiguas.
“Los estudios en fitolitos —ópalos de sílice de plantas— tienen un
gran potencial porque permiten saber la composición arbórea antigua, los
cambios climáticos en la selva amazónica y cómo estos impactaron en el
pasado la cobertura vegetal y a las comunidades humanas”, asegura el
arqueólogo y profesor Morcote.
Estos cristales microscópicos de las plantas, con estructuras
definidas, se encuentran en los yacimientos arqueológicos y pueden
indicar qué tipo de planta es la que está presente en un momento y
espacio determinado.
Con la mirada en el suelo
El grupo de científicos trabaja conjuntamente con los indígenas
locales y los niños de las escuelas, que se vinculan para saber qué es
la arqueología y cómo funciona un proceso de excavación, pero que, sobre
todo, conocen e interpretan las evidencias dejadas por sus ancestros.
Asimismo, el grupo es el primero en hacer estudios de fitolitos de
manera sistemática en la cuenca amazónica con buenos resultados.
“Nosotros hicimos excavaciones arqueológicas y muestreos paleobotánicos.
Recolectamos diferentes tipos de evidencia, entre las cuales se
encuentran muestras de suelo, en donde se preservan este tipo de
estructuras de cristales”, afirma Morcote.
Desde hace más de quince años se han hecho estudios arqueológicos en
el Amazonas y se ha obtenido información de sus suelos, a través de
excavaciones en campo que pueden durar entre un mes y dos meses.
La excavación arqueológica
En los diversos yacimientos arqueológicos se encuentran ópalos de
sílice de plantas, y su determinación taxonómica es apoyada por la
colección científica que el Instituto de Ciencias Naturales tiene de
estos.
El proceso de excavación comienza cuando se selecciona el sitio arqueológico que se excavará. Este es determinado, en algunas ocasiones, a través de estudios arqueológicos, edafológicos y cartográficos previos, pero, sobre todo, del conocimiento que tienen los indígenas de su territorio.
Posteriormente, a través de prospecciones y descripciones detalladas
en el suelo, se elige el área, se delimita, se limpia y comienza la
excavación.
Pequeños volúmenes de matriz de suelo, que contienen los restos
paleobotánicos, son tomadas en los diferentes estratos del suelo
arqueológico. De cada una de las muestras de suelo se registra su
procedencia, su contexto y su profundidad, para ser empacada
adecuadamente y evitar su contaminación.
Luego, explica el profesor: “en el laboratorio, las muestras de suelo
son sometidas a un ataque químico que elimina toda la materia orgánica y
deja únicamente la fracción mineral, que incluye los ópalos de sílice o
fitolitos. Estos se montan en láminas con su respectivo registro y se
procede a su estudio y determinación”.
Por otra parte, se ha venido creando la Colección Científica
Contemporánea de Fitolitos, base fundamental para la identificación de
los fitolitos fósiles que representan plantas antiguas. Esta colección
se basa en especímenes del Herbario Nacional Colombiano, a los cuales se
les extrae una pequeña fracción de tejido foliar, que se limpia,
tritura y carboniza.
Estas muestras también son sometidas a un ataque químico cuyo
objetivo es la eliminación de todo elemento que no sean los cristales de
las plantas. Posteriormente, una fracción de la muestra se pone en
láminas para su descripción y fotografía.
Finalmente, al comparar los fitolitos fósiles con los ópalos de las
plantas modernas, se obtienen resultados que indican qué plantas han
sido manipuladas por los humanos y qué cobertura arbórea existía de
ellas en el pasado.
Próximamente se publicarán dos grandes catálogos, uno de fitolitos de
gramíneas amazónicas y otro de palmas de la Amazonía, que contribuirán a
la investigación arqueológica y paleoecológica en ese territorio.
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