Cada semana nos sorprendemos con un nuevo record en las casas de subastas. ¿Se percibe la compra de obras de arte como una inversión segura?
Parece que frente a las dudas y quiebros de los mercados de inversión
tradicionales, la inversión artística acoge los ahorros de quienes
buscan un refugio que no ofrezca tantos sobresaltos.
La semana pasada el circuito de subastas alcanzaba un nuevo récord
mundial con la adjudicación de una de las cuatro versiones de "El Grito" de Edward Munch por 117 millones de dólares.
Hace dos días la obra "Naranja, rojo, amarillo" fue adjudicado por
Christie’s en 66,8 millones de euros, superando ampliamente el precio de
salida y los 56,10 millones de euros que se pagaron en 2007 por Centro
blanco, del mismo autor.
Hoy es Roy Lichtenstein quien se supera a sí mismo, 15 años después
de su muerte, ya que "Sleeping Girl", su famoso retrato de una joven
rubia durmiendo, se subastó ayer en Sotheby's Nueva York alcanzando un
precio de casi 45 millones de dólares. Se pisaba así la cotización más
alta de una obra del artista americano que se produjo en noviembre
pasado cuando su obra "¡Puedo ver la habitación entera… Y ahí no hay
nadie!" alcanzó en Christie's Nueva York 43,2 millones de dólares.
"Sleeping Girl" fue pintado en 1964 y desde su primera exposición se
convirtió en un icono del arte estadounidense de posguerra. La obra fue
adquirida entonces por Beatriche y Phillip Gersh en la Galería Ferus. Y
ha permanecido en manos privadas hasta ahora, cuando los Gersh, miembros
fundadores del MOCA, lo vendieron ayer en Sotheby’s Nueva York por un
precio récord de casi 45 millones de dólares, cuando había sido estimado
en entre 30 y 40 millones.
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