El equipo ha empleado moscas del género Drosophila, como modelo experimental. Posteriormente, los insectos se sometieron a repetidas pulsiones de diferentes sustancias olorosas de manera controlada.
Los resultados de una investigación sobre el estudio del
comportamiento de quince moscas sometidas a siete señales olfativas
diferentes, en base a sus preferencias y su sensibilidad olfativas
mediante el sistema Flywalk, se han publicado en abril en Nature Scientific Reports. Sus autores son un equipo de científicos del Max Plank Institute
(Alemania), junto a Zenon Mathews, investigador y director del grupo de
investigación en Cognición, Computación y Robótica (SPECS) y Paul
Verschure, investigador ICREA del Departamento de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones (DTIC) -ambos de la UPF-, junto a Sergi
Bermúdez, antes investigador de SPECS y ahora de la Madeira Interactive Technologies Institute (Portugal).
El equipo ha empleado moscas del género Drosophila, como
modelo experimental. Posteriormente, los insectos se sometieron a
repetidas pulsiones de diferentes sustancias olorosas de manera
controlada, en cuanto a la composición, la concentración y el tiempo de
exposición a las sustancias en investigación.
A través del sistema denominado Flywalk se pudo hacer el
seguimiento del comportamiento de los insectos y grabar a tiempo real y a
alta resolución, con una precisión de hasta 100 milisegundos. Con esta
original plataforma de análisis se ha puesto de manifiesto que el
comportamiento de los insectos es 'olor específico', de manera que
cuando los insectos perciben un olor que les es atractivo provocan
movimientos dirigidos a contra viento, mientras que cuando perciben un
olor que los es repelente (a benzaldehído, por ejemplo), las moscas
disminuyen su actividad.
Estos cambios de comportamiento también presentan diferencias según
sea el sexo. Por ejemplo, las moscas hembras responden más que los
machos a olores relacionados con los alimentos, como el acetato de
etilo. Los científicos han relacionado este hecho con que las hembras
buscan el lugar idóneo para hacer la puesta de huevos para que las
larvas resultados tengan suficiente alimento a su alcance.
También se ha visto que a través de los órganos olfativos las moscas
discriminan el sexo de sus congéneres, hasta el punto que los machos
determinan el estado de apareamiento de las moscas hembras en base a
señales olfativas. Con una feromona, el acetato de cis-vaccénico, el
macho de Drosophila marca la hembra durante la copulación, y
con ello se asegura que la descendencia procederá sólo de un macho
concreto. Con el Flywalk se ha comprobado experimentalmente que esta
sustancia realmente actúa de repelente para moscas machos.
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