Un polémico estudio del Virginia Tech Carilion Research Institute (VTC) afirma que esta modalidad de trabajo tiene efectos "perversos" en el rendimiento intelectual, "sobre todo en las mujeres"
Parece que más no es mejor, al menos en materia de agudeza mental. La investigación del VTC dio como resultado que "pequeños grupos dinámicos -como es el caso de jurados, negociaciones colectivas e incluso almuerzos de trabajo- pueden alterar la expresión del coeficiente intelectual en algunas personas susceptibles". Read Montague, director de la Unidad de Neuroimágenes y Psiquiatría Computacional del VTC,
responsable del estudio, dijo: "Se puede bromear acerca de cómo las
reuniones de comité nos hacen sentir que tenemos el cerebro quemado,
pero nuestros descubrimientos sugieren que podemos llegar a actuar como
si realmente lo estuviera".
Para hacer esta comprobación, los investigadores del VTC pusieron a
individuos de igual coeficiente intelectual a realizar tareas en grupos y
midieron su rendimiento. Encontraron, dicen, "dramáticas caídas en la habilidad para resolver problemas en algunos de los sujetos estudiados". "La interacción social tiene un efecto significativo", concluyeron.
"Nuestro estudio resalta los inesperados y dramáticos efectos que las
señales sociales incluso sutiles de un grupo pueden tener en el
funcionamiento cognitivo individual", explicó otro integrante del
equipo, el científico Kenneth Kishida. "A través de
neuroimágenes, pudimos documetnar las muy fuertes respuestas neuronales
que estos signos sociales pueden provocar", agregó.
No se pudo probar en este estudio ninguna correlación entre la edad o
la raza y el desempeño cerebral en grupo. Sí, en cambio, con el género.
"Un patrón significativo", asegura el informe, en una conclusión que
desafía lo políticamente correcto. A igual coeficiente intelectual, menos mujeres (3 de cada 13) se ubicaron en la franja de mejor resultado en grupo y muchas (10 de 13) en el de peor rendimiento.
"Este estudio nos dice que la idea de que el coeficiente intelectual
es algo que podemos medir confiablemente en un individuo aislado, sin
considerar cómo interactúa en el contexto social es algo esencialmente
infundado", concluyó otro miembro del equipo, el profesor de Filosofía Steven Quartz.
Y agregó: "Más aún, sugiere que la idea de una división en el cerebro
entre lo social y el proceso cognitivo es muy artificial. Ambos
interactúan profundamente uno con otro".
La importancia de estas conclusiones es obvia, si se considera que la
sociedad está organizada en gran medida en base a grupos. En palabras
de Kishida: "Entender cómo responden nuestros cerebros a las interacciones sociales dinámicas
es un importante campo de investigación futura. Debemos recordar que la
dinámica social no sólo afecta al entorno educativo y laboral, sino
también a los organismos que elaboran políticas nacionales e
internacionales, como el Congreso o las Naciones Unidas".
En respuesta a este estudio, la revista francesa L'Express consultó a especialistas acerca de cómo limitar el efecto nocivo del trabajo grupal para la inteligencia. Maurice Thévenet, profesor de Administración en la Essec Business School,
sugiere que se debe trabajar a largo plazo. "Cuando se tiene poca
experiencia, el más mínimo señalamiento es tomado muy a pecho, como
fundamental... Evolucionamos hacia una sociedad de gran susceptibilidad
en la cual la más mínima palabra intercambiada puede provocar
sobre-interpretaciones".
Otra especialista consultada por la revista, Sylvaine Pascual, coach
en relaciones profesionales, propone un remedio sorprendente: evitar el
debate. "Cuando se debate, nunca hay acuerdo. Uno busca permanentemente
convencer al otro, llegar a un consenso que nunca es bueno. Se toma
finalmente una mala decisión aunque la mayor parte de las personas sepan
que no es la buena opción", explica.
El propio Montague, en el artículo de VTC, recordaba la famosa película sobre las deliberaciones de un jurado, Doce hombres en pugna, en el cual el personaje encarnado por Henry Fonda
terminaba por imponer a los otros 11 miembros del grupo su opinión -al
inicio totalmente solitaria- mediante su "tranquila y persistente
inteligencia". Y Montague se pregunta: "¿Habría tenido éxito si se
hubiese dejado llevar él mismo por la dinámica social de ese jurado?"
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