Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte demostró que las personas que habitualmente las ingieren son más propensas a desarrollar síndrome metabólico. La combinación con una mala alimentación sería determinante.
Trabajos previos habían revelado que los amantes de los refrescos dietéticos podrían tener un aumento del riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardíacas, pero nuevos resultados sugieren que lo más importante sería la dieta general.
El equipo de Kiyah J. Duffey, de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, utilizó datos de más de 4 mil estadounidenses
que participaron en un estudio sobre salud cardíaca. Tenían entre 18 y
30 años cuando la investigación comenzó, a mediados de los años 80.
En los 20 años siguientes, 827 participantes desarrollaron síndrome metabólico, un conjunto de factores de riesgo de problemas cardíacos y diabetes como obesidad en la cintura, colesterol alto, hipertensión y glucosa elevada.
El equipo observó que los adultos jóvenes que consumían bebidas dietéticas eran más propensos que los que no lo hacían a desarrollar esas enfermedades.
Pero el escenario se volvió más complejo cuando consideraron también el papel de la dieta.
El grupo con menor riesgo de desarrollar síndrome metabólico era el que no consumía bebidas dietéticas y tenía una alimentación "prudente", es decir rica en frutas, verduras, granos integrales y pescado.
En tanto, la frecuencia del síndrome era un poco más alta entre los participantes con la misma alimentación, pero que consumían los refrescos.
En 20 años, el 20% de esos hombres y mujeres desarrolló síndrome metabólico,
comparado con el 18% del grupo con una dieta saludable que no consumía
bebidas dietéticas regularmente. Los resultados fueron publicados en American Journal of Clinical Nutrition.
Los participantes con la frecuencia más alta de síndrome metabólico (32%) fueron los que bebían gaseosas dietéticas en la típica dieta occidental, con gran cantidad de carne, alimentos procesados y azúcares.
Tras considerar factores como el peso y la actividad física, los
participantes con una alimentación saludable y que no consumían esos
refrescos tenían dos tercios menos riesgo de desarrollar el cuadro de
enfermedades.
"Realmente pienso que lo importante es la alimentación general",
dijo Duffey. La experta señaló que para consumir menos calorías se
pueden reemplazar las bebidas azucaradas con las versiones sin azúcar.
"Pero si el objetivo es lograr un efecto más amplio en la salud
personal, hay que tener en cuenta toda la alimentación", sostuvo.
Se estima que un tercio de los adultos de los Estados Unidos tiene síndrome metabólico.
Fuente: Reuters
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