Los expertos definen la ‘teoría de la mente’ como la capacidad de comprender y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones, sus emociones y sus creencias.
Científicos japoneses han comprobado que la ‘teoría de la mente’
también es aplicable a chimpancés, no solo a humanos. Estos primates
pueden entender el objetivo que pretende otro miembro de su misma
especie y así ayudarle adecuadamente. Lo que no son capaces de hacer es
tomar la iniciativa a la hora de ayudar.
Los expertos definen la ‘teoría de la mente’ como la capacidad de comprender y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones, sus emociones y sus creencias. Hasta ahora era una habilidad que se había atribuido principalmente los seres humanos por ser capaces de entender los objetivos de terceros y prestar ayuda de forma desinteresada.
Algunos animales consiguen ayudar de manera altruista pero solo los
humanos lo hacen voluntariamente. Ahora, primatólogos de la Universidad
de Kioto (Japón) han tratado de probar la ‘teoría de la mente’ en
chimpancés y han demostrado que estos simios entienden la ayuda que
alguien de su misma especie está pidiendo.
El estudio, publicado en el último ejemplar de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS),
concluye que los chimpancés pueden entender los objetivos que tratan de
conseguir otros ejemplares de su misma especie. De este modo les ayudan
siempre y cuando puedan ver la situación a la que se enfrentan sus
congéneres. Además, los expertos han observado que solo en contadas
ocasiones ofrecen su ayudan si no se les pide directamente.
Experimento por parejas
Los expertos realizaron pruebas con cinco chimpancés, por parejas. En
cada experimento, uno de los primates debía seleccionar la herramienta
adecuada, entre siete posibles objetos, y dárselo a su compañero, que se
encontraba en una zona contigua ante distintas situaciones.
Durante las pruebas, los expertos observaron que los chimpancés seleccionaban y pasaban la herramienta adecuada con más acierto cuando podían ver lo que su compañero estaba intentando llevar a cabo.
Cuando el contacto visual desaparecía y se les impedía verse entre sí, los simios seguían respondiendo a su compañero y tratando de ayudarle pero sin acertar a la hora de facilitarle el objeto adecuado para la tarea.
Estos resultados sugieren que la limitación en los chimpancés a la hora de ayudar voluntariamente no se debe a que no comprenden el objetivo de los demás, en este caso de su compañero de experimento.
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