El respeto a los datos privados es el talón de Aquiles de la red social. Mark Zuckerberg se ha mostrado insensible al problema. "Forma parte de la tendencia a una sociedad más abierta", es su argumento.
El co-fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, se disculpó en numerosas ocasiones, bajo la presión de los usuarios escandalizados por ver que sus actividades
en línea eran accesibles a una gran parte de público o de anunciantes.
Por eso, ya en diciembre de 2007, cuando Facebook cuenta con apenas 55
millones de usuarios, Mark Zuckerberg se disculpa por la función Beacon, que alerta a toda la comunidad Facebook cuando un internauta compra en línea. "Nosotros cometimos muchos errores al concebir esta función, pero muchos más al gestionar sus fallos", reconoce. Un comportamiento bastante típico de los primeros años de la página web, donde Facebook daba menos la impresión de excusarse por las faltas cometidas por su gestión que por la reacción de los internautas.
El problema, resumido recientemente por Jeff Chester, director
ejecutivo del Centro por la Democracia Digital (Center for Digital
Democracy), es que "muy pocos de los 850 millones de usuarios de
Facebook comprenden totalmente -y mucho menos controlan- la explotación
de los datos utilizados para impulsar su actividad publicitaria".
En 2010 el enfado de los internautas llega a tal punto que una organización bautizada como "Día de abandono de Facebook" afirma que más de 30.000 personas han respondido a su llamada a borrarse del sitio.
Pero no será suficiente para poner trabas a la expansión de la red
social y ahora que Facebook está sólidamente instalado en la cumbre de
la comunidad de internet, tener en cuenta el respeto a la
confidencialidad necesaria de los datos de sus usuarios antes de cada
innovación, parece estar impuesta de forma clara.
La empresa formalizó en noviembre un acuerdo con las
autoridades estadounidenses que le compromete a preguntar a sus usuarios
antes de permitir la comunicación de informaciones adicionales, así como a someterse a auditorías durante 20 años.
"Estamos contentos de que (las autoridades) hayan puesto fin a la costumbre de Facebook de pedir perdón más que permiso
cuando se trata de datos personales", reaccionó entonces la gran
asociación de defensa de derechos civiles estadounidense, ACLU.
Paradójicamente, Facebook continúa revelando cada vez más de la actividad en línea de sus miembros: los usuarios pueden saber lo que escuchan en línea, a través de una asociación con el sitio musical Spotify, lo que leen, a través de colaboraciones con los periódicos, o lo que quieren comprar, a través del botón "yo quiero", pero, ésta vez, solo si ellos han hecho explícitamente clic en diversos enlaces para dar su autorización.
Por su parte, Zuckerberg ha parecido ser durante mucho tiempo insensible al problema de la confidencialidad de la vida privada. "Mucha
gente, que se preocupa de cuestiones de confidencialidad y de ese tipo
de cosas, quieren tomar todas las pequeñas faltas que hemos hecho y
convertir el asunto en lo más grande posible", lamenta en un retrato que
el semanario New Yorker le dedica en septiembre de 2010.
En esta ocasión parece absolutamente impermeable al dilema relatado
por el periodista, que le cuenta haber tardado semanas antes de
finalmente resolver cómo esconder su homosexualidad en la página.
Para Zuckerberg, la redacción de un perfil de
Facebook, donde el usuario es invitado a revelar su fecha de nacimiento,
si está en pareja, dónde vive, dónde trabaja, dónde ha estudiado, etc.,
forma parte de una evolución general de la sociedad en la que la red social participa, sin ser su origen. "Eso forma parte de la tendencia general de la que hablamos, de una sociedad más abierta, y yo creo que eso está bien", afirma.
Fuente: AFP
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