La pasión que ponía Steve Jobs en cada proyecto de Apple era admirada por todos sus compañeros de Cupertino. Sin embargo, algunos de estos proyectos iban mucho más allá de los dispositivos móviles. Meses después de su fallecimiento, el 5 de octubre de 2011, se conocía la noticia de que Jobs tenía entre sus proyectos pendientes el diseño de iCar, un coche que los analistas aseguraron que "probablemente habría alcanzado una cuota de mercado del 50 por ciento".
Pero Jobs también trabajó en un proyecto privado. Se trató de Venus, un yate "muy Apple" en la que el cofundador de Apple puso todo su empeño para que no se descuidara ni el más mínimo detalle. El yate Venus cuenta con entre 70 y 80 metros de eslora, con el exterior de aluminio y muy minimalista, que carece de detalles y características innecesarias. En la cabina de mando se encuentran colocados siete iMac de 27 pulgadas que sirven para dar la información necesaria para controlar el funcionamiento y bienestar del barco.
En la biografía de Steve Jobs se recogen conversaciones con Walter Isaacson en las que el empresario californiano explicaba su implicación en el proyecto del yate, así como el retraso que sufrió su fabricación debido al nivel de perfección que Jobs quería que alcanzara. Incluso, el propio Jobs temía que esta demora pudiera costarle no conocer la embarcación, pero no quería rendirse y admitir que estaba a punto de morir.
Este domingo 28 de octubre, los vecinos de la localidad de Aalsmeer (Holanda) pudieron contemplar con sus propios ojos, y por primera vez, el yate cuyo diseño exterior es fiel a la estética de Apple. La inauguración de Venus fue presenciada por la viuda de Jobs y sus hijos, que regalaron al personal que trabajaba en el barco un iPod suffle junto con una tarjeta de agradecimiento por el trabajo realizado. "Gracias por vuestro duro trabajo y vuestra destreza".
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