El alcalde cede a la polémica y suspende la carrera del domingo. Los críticos le culpaban de dedicar al evento recursos que necesitan los neoyorquinos que siguen sin electricidad o agua.
El runrún llevaba circulando por Manhattan toda la semana: ¿mantendría Michael Bloomberg, el alcalde de Nueva York, la famosa maratón que recorre los cinco barrios de la ciudad después del azote del huracán Sandy?
Hasta ayer por la noche, todo hacía pensar que sí. El propio alcalde lo había confirmado y, de hecho, cerca de 50.000 corredores ya habían recibido las instrucciones para la carrera. Pero finalmente, Bloomberg anunció a última hora que, tras un acuerdo con los organizadores, se cancela la carrera.
Ganó así la presión política y del público en general, que criticaba desde el martes que se celebrara el evento mientras que muchas personas siguen con tremendas dificultades en algunas partes de la isla, sin electricidad, calefacción o agua. "No queremos una sombra sobre la carrera o sus participantes", explicó Bloomberg, quien admitió que, si bien la prueba "no requeriría desviar recursos" de la recuperación de la ciudad, "se ha convertido en una fuente de controversia y división".
Se trata de una medida histórica, pues se había celebrado cada año desde 1970. Incluso se mantuvo en 2001, dos meses después de los ataques terroristas. También supone una fuerte pérdida de ingresos para la ciudad, que hace cada año un negocio de cerca de 350 millones de dólares con esta carrera.
Aunque algunos corredores respiran aliviados. El ferry de Staten Island, que tradicionalmente traslada a los participantes, no funciona por el temporal, lo que había obligado a activar un servicio de autobús que comenzaba a las 4,30 de la madrugada, dando poco tiempo a muchos para descansar. Ahora al menos se garantizan una plaza para el próximo año.
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