Las diferentes charlas abordaron la importancia de la calidad del aire en nuestras vidas y los efectos negativos que comporta su deterioro para la salud humana y los ecosistemas.
El pasado 8 de mayo se celebró una interesante sesión sobre riesgos ambientales para la salud organizada por la CAMFIC, la Societat de Salut Pública de Catalunya i Balears y el CAPS (Centre d’Anàlisi i Programes Sanitaris).
Las diferentes charlas abordaron la importancia de la calidad del aire en nuestras vidas y los efectos negativos que comporta su deterioro para la salud humana y los ecosistemas. Este deterioro se produce en la mayoría de los casos por causas antropogénicas. Los humanos aportamos a la atmósfera sustancias altamente contaminantes, que superan los niveles recomendados por la OMS.
Informes recientes revelan que, actualmente, uno de cada cinco europeos muere de enfermedades asociadas a su entorno. Así mismo, el CREAL (Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental), en uno de sus últimos estudios en el Área Metropolitana de Barcelona, estima los beneficios anuales que supondría la reducción de los niveles de PM10 a los valores marcados por la OMS: hablamos de 3.500 muertes menos al año, 54.000 crisis asmáticas menos y de un significativo aumento de la esperanza de vida de 14 meses.
El Dr. Josep Martí señaló el riesgo existente por el aumento del número de sustancias químicas tóxicas en nuestro entorno, ya que supone un impacto grave en el medio ambiente y la salud humana, como muestra la elevada proliferación de enfermedades directamente relacionadas con este hecho. Un ejemplo de ello es la tasa de incidencia del cáncer de mama, que crece en un 2,4% cada año. Afortunadamente, la resolución de estos casos gracias a su detección y tratamiento, ha supuesto una reducción significativa de la tasa de mortalidad.
La Dra. Carme Valls i Llobet en su intervención resaltó el hecho de que muchas de estas sustancias, además de ser tóxicas, tienen la capacidad de provocar alteraciones hormonales que pueden producir disfunciones sexuales, de crecimiento, de fertilidad, de inmunidad, etc.
Una importante referencia en este campo de investigación es el trabajo de Miquel Porta “Distribución de las concentraciones de compuestos orgánicos persistentes (COPs) en la población general de Cataluña” dentro del libro “Nuestra contaminación interna”. En este estudio se analizan 19 COPs en la sangre (arsénico, cadmio, benceno, plomo, mercurio, DDT, etc.), llegando a la conclusión de que estos compuestos contaminantes, cuyo canal de entrada es, en un 95%, a través de la alimentación, aumentan con la edad del paciente y son superiores en personas obesas y en mujeres. Estas últimas son, biológicamente hablando, más susceptibles a la contaminación, ya que son posibles bioacumuladoras químicas de los productos que están en el medio ambiente, en los alimentos y también en los centros de trabajo.
La contaminación atmosférica también afecta a la población infantil. Por ello, es importante sensibilizar a la sociedad en general y a las familias en particular a la hora de realizar ajustes en su hábitos de comportamiento, prevención y consumo. En la Fundació Roger Torné creemos que es imprescindible dar a conocer a la sociedad estudios como los realizados por el CREAL o por el Dr. Miquel Porta, entre otros, y resaltar no solo su innegable aportación científica sino lo que supone de aportación a la comprensión por parte de la sociedad civil del entorno en que vivimos y cómo podemos evitar que éste nos afecte negativamente en nuestra salud.
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