La duda surge ante la evidencia de que muchos de los perfiles profesionales y carreras no sirven. La cuestión es si usamos correctamente las herramientas a nuestro alcance para encontrar un empleo.
Un gran porcentaje de las ofertas de trabajo no se publican, o ya están asignadas antes de que comience el proceso de selección. Hay quien habla de un mercado de laboral oculto, y el networking parece convertirse en la manera más efectiva de encontrar esos empleos que no están publicitados.
Algunos estudios internacionales revelan que un tercio de las ofertas de trabajo se llenan gracias a los contactos y el boca a oreja. Según Harvard Business Review, esta tendencia es especialmente evidente en mercados como el de Reino Unido, donde el boca a oreja alcanza una importancia creciente cuando se trata de completar ofertas de trabajo.
No hay sectores seguros, y resulta imposible aconsejar qué carrera debemos escoger, y los cambios suponen una experiencia traumática y un shock cultural. Nuestras habilidades quedan obsoletas en un mercado laboral revolucionado.También hay quien se cuestiona si la entrevista de trabajo sigue siendo una herramienta eficaz para captar a los mejores profesionales, a los más idóneos, en una nueva circunstancia del mercado laboral. La duda está en qué debe cambiar en estos procesos.
Algunos creen, incluso, que en el futuro tendremos que pagar para que nos faciliten entrevistas que nos aseguren un empleo. Los mejores no tendrán que hacerlo, pero los no tan buenos se verán obligados a ello, para tener la posibilidad de presentarse a una empresa que busque profesionales para un puesto.
Todo cambia
Por si esto fuera poco, algunas tendencias internacionales hablan de la posibilidad de que los empleadores puedan otorgar en un futuro cercano una importancia determinante a nuestra actividad en las redes sociales. Los siete útimos años de actividad en Twitter, Facebook, LinkedIn y otras plataformas similares pueden ser analizados cada vez que busquemos trabajo, y se nos calificará y juzgará por esa actividad, que puede tener tanta relevancia como nuestro currículo.
Internet, además, ha dado una sensación de falsa seguridad a aquellos que utilizan la técnica del post and pray (publique y rece) en la que aquellos que buscan trabajo aplican para posiciones online y esperan a ver qué pasa. Sus currículos quedan apilados junto con los de miles de buscadores de empleo.
Con los medios electrónicos pasa lo mismo. El historial profesional de un sujeto entra en un agujero negro que nadie sabe quién gestiona.
Y esto no termina aquí. Según Fortune, cada vez más gente está dispuesta a trabajar sin sueldo. Y no se trata de jóvenes que buscan su primer puesto, ni de prácticas. Son profesionales, más o menos cualificados, que establecen una nueva relación con las empresas. Se trata de un caldo de cultivo que puede precipitar el abuso o la ilegalidad, pero que tiene consecuencias en el mercado laboral.
Quienes están en paro estarán cansados de escuchar que, en esa circunstancia, su trabajo es buscar trabajo. Seguramente habrán comprobado que el empleo de buscar empleo es ya una nueva y complicada profesión para la que hay que convertirse en un verdadero especialista. El mercado laboral ha cambiado y sigue transformándose vertiginosamente. En este nuevo escenario debemos hacer las cosas de un modo muy diferente a como las hacíamos antes.
Financial Times aseguraba recientemente que “a medida que menguan los empleos en Wall Street, cada vez más MBA encuentran su sitio en compañías como Amazon, Facebook, Google o Yahoo, firmas para las que los nuevos perfiles que tienen que ver con el análisis de datos resultan vitales”. Esto nos habla de nuevas profesiones y nuevas demandas por parte de las empresas. Unido a los fenómenos y tendencias ya citados, el panorama se plantea complicado para quien busca trabajo, y exige un cambio radical en la forma de rastrearlo.
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