La economía verde, aunque no tiene una definición suficientemente consensuada, según el planteamiento del PNUMA mejora el bienestar humano.
La economía verde, aunque no tiene una definición suficientemente consensuada, según el planteamiento del PNUMA mejora el bienestar humano y la reducción de las desigualdades sin que las generaciones futuras sufran riesgos medioambientales significativos ni escaseces ecológicas.
Si la humanidad sigue con los mismos modelos de crecimiento económico las presiones ambientales seguirán aumentando y se sobrexplotarán aún más los recursos hasta límites insostenibles. Continuar por esta vía no es una opción viable porque, aun con bajos niveles de crecimiento material, el mantenimiento de las mismas pautas de producción, de consumo y de comportamiento y arrastrando las inercias de los modos vigentes, el calentamiento global y la destrucción ecológica no podrían evitarse. La monografía Retos para la Sostenibilidad: Camino a Río+20, del OSE, destaca que invirtiendo cada año el 1,25% del PIB mundial en eficiencia energética y energías renovables se podría reducir la demanda primaria mundial de energía en un 9% en 2020 y cerca del 40% para 2050. Esto reduciría la Huella Ecológica en un 50% en el 2050 respecto al modelo actual. Por eso se trata, esencialmente, de cambiar las formas de producir y de consumir atendiendo a principios de precaución, orientados por enfoques de equidad y sostenibilidad integral a largo plazo.
El empleo verde, empleo sostenible
Una economía verde permite la generación de miles de empleos verdes en consonancia con una economía ecológicamente eficiente y baja en carbono sustentada en modos de producción y consumo sostenibles. Un hecho consustancial a la economía verde es la generación de “nuevos yacimientos” de empleo verde, especialmente los relacionados con las nuevas tecnologías, la ecología industrial, la eficiencia energética o la economía de la biodiversidad, sumándose así a los empleos de los sectores ambientales que pueden considerarse tradicionales como la gestión de los recursos, el agua, los residuos o las energías renovables. La economía verde podría crear hasta 60 millones de empleos verdes en todo el mundo (OIT, 2012). Según el informe Empleo Verde en una Economía Sostenible, España cuenta con 550.000 empleos verdes, un aumento del 235% en el último decenio (OSE y FB, 2010).
El reto de una nueva Gobernanza
La transición hacia una economía verde con nuevos esquemas de gobernanza descansa en una mejor regulación normativa y planificadora, así como en una mejor gestión a través de mecanismos de mercado (como el comercio de derechos de emisión), y en la implementación de instrumentos económicos de gestión ambiental y fiscalidad ecológica (incluyendo la eliminación de subvenciones perniciosas para el medio ambiente). Invertir el 2% del PIB mundial (entre 1 y 2,6 billones de dólares anuales) en diez sectores fundamentales: agricultura, edificios/construcción, suministro energético, pesca, silvicultura, industria (incluida la eficiencia energética), turismo, transporte, gestión de residuos y agua, puede impulsar la transición a una economía baja en carbono y con un uso más eficiente de los recursos.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible “Río+20”, que tendrá lugar del 20 al 22 de junio de 2012 en Rio de Janeiro, supone una gran oportunidad para que se llegue a acuerdos y nos comprometamos a llevar a cabo acciones concretas para reducir la pobreza, fomentar la equidad social y garantizar la protección del medio ambiente en el planeta, con el fin de apostar por el futuro que queremos.
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