Hay evidencia de que una de las especies más letales del parásito que causa la malaria, el Plasmodium falciparum, se está volviendo resistente en partes de Asia a la mayoría de los tratamientos de primera línea para tratar la enfermedad.
Tal como informan científicos en la revista The Lancet, la
resistencia descubierta en la frontera de Tailandia y Birmania podría
ahora propagarse a India y después a África poniendo seriamente en
riesgo los esfuerzos para combatir el mal.
En el pasado, se ha visto cómo la
resistencia a otros medicamentos antimaláricos han seguido esa misma
ruta, afirman los investigadores del Instituto Wellcome Trust, en
Inglaterra, y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Hasta ahora los fármacos más efectivos para
combatir la malaria son los que están basados en la artemisinina, un
compuesto proveniente de la planta china Artemisia annua, y sus derivados, como el artesunato.
Se ha demostrado que estos fármacos pueden
actuar mucho más rápido y con menos efectos secundarios que otros
agentes como la cloroquina o mefloquina.
Hasta hace dos años no se había encontrado ninguna resistencia del parásito a estos tratamientos.
Pero en 2009, los científicos encontraron que el
P. falciparum, el parásito que causa más muertes por malaria, se había
vuelto resistente a la artemisinina en partes de Camboya occidental.
Ahora los investigadores de la Unidad de Shoklo
de Investigación de Malaria, en la frontera de Tailandia y Birmania,
encontraron que esta misma especie del parásito, que está infectando a
pacientes a más de 800 kilómetros de distancia de esa región, está
desarrollando también cada vez más resistencia en esta zona.
Los científicos midieron el tiempo que tardaba
despejar el parásito del flujo sanguíneo de 3.202 pacientes infectados
con el P. falciparum, los cuales habían sido tratados con la medicina
oral que contenía artesunato.
Durante los diez años que duró el estudio,
encontraron que el fármaco se había vuelto cada vez menos efectivo en
varios pacientes, mostrando un incremento de 20% en la resistencia al
compuesto.
Esta resistencia, afirman los investigadores,
podría eventualmente volver obsoletos los fármacos disponibles, lo cual
pondría en riesgo millones de vidas.
El profesor Francois Nosten, uno de los científicos que llevó a cabo el estudio, expresa que este hallazgo es muy grave.
"Ciertamente podría poner en riesgo la lucha para eliminar la malaria. Eso es seguro" dice el científico.
"Y esto probablemente se traduciría en el resurgimiento de la enfermedad en muchos lugares".
Enfermedad "intratable"
Enfermedad "intratable"
Otro de los investigadores involucrados en el estudio, el doctor Standwell Nkhoma, del Instituto de Investigación Biomédica de Texas, expresa que "la propagación de los parásitos maláricos resistentes dentro del sureste de Asia podría extenderse a África subsahariana".
"Allí es donde ocurren la mayoría de las muertes
por malaria y esto sería un desastre de salud pública que resultaría en
millones de muertes", agrega.
Los científicos no saben si la resistencia se ha
incrementado porque los mosquitos que propagan los parásitos
resistentes se han movilizado hacia la frontera birmana o si la
resistencia ha surgido de forma espontánea entre la población de esa
zona.
De cualquier forma, afirman los investigadores, la resistencia presenta la posibilidad de que la malaria se vuelva intratable.
"Puede ser que la resistencia ha cambiado de
ubicación y continuará movilizándose hasta que eventualmente llegue a
África" dice el profesor Nosten a la BBC.
"O puede ser que ha emergido, y si es así, ahora
que la artemisinina es el tratamiento estándar en todo el mundo esto
significaría que la resistencia puede surgir en cualquier parte".
"Si perdiéramos a la artemisinina no tendríamos
ningún nuevo fármaco en desarrollo para reemplazarla. Esto podría
retrasarnos unos 15 años, a la época en que era muy difícil tratar los
casos de malaria debido a la falta de un medicamento efectivo" agrega el
científico.
Terapias combinadas
Terapias combinadas
Rara vez se utiliza sola la artemisinina, a menudo se le combina con fármacos más antiguos, como la mefloquina, para ayudar a evitar una resistencia.
Estas terapias combinadas basadas en la
artemisinina son las recomendadas por la Organización Mundial de la
Salud como tratamiento de primera línea y han ayudado sustancialmente a
la reciente disminución en los casos de malaria en muchas regiones.
Tal como expresa el profesor Nosten, la actual
propagación de la resistencia podría ser un problema similar a lo que
ocurrió en los 1970 con la cloroquina, el medicamento que en el pasado
fue el tratamiento de primera línea.
"Cuando la resistencia a la cloroquina alcanzó
África a mediados de los 1970, esto se tradujo en un enorme incremento
en el número de casos y el número de niños que murieron se incrementó
drásticamente" afirma.
El científico agrega que "ahora estamos viendo la emergencia de la malaria resistente a nuestros mejores medicamentos".
"Esto es muy preocupante realmente y sugiere que
estamos en una carrera contra el tiempo para controlar la malaria en
estas regiones antes de que la resistencia empeore, se desarrolle y se
propague más".
"Si eso ocurriera el efecto sería devastador. La
malaria ya mata a cientos de miles de personas cada año. Si nuestros
medicamentos se vuelven ineficaces, esa cifra podría aumentar
drásticamente" agrega el profesor Nosten.
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