Prácticamente todo lo que hacemos tiene una incidencia en el medio ambiente. Cualquier cambio en nuestro día supone una oportunidad para cuidar mejor el planeta.
1. Pasa de envases. Los envases de
muchos productos de alimentación de gran consumo, con sus cajas dentro
de otras cajas, tienen un efecto muy nocivo sobre el medio ambiente.
Algunas maneras de contrarrestarlo son comprar los artículos no
perecederos en envases familiares, comprar la comida al peso y guardarla
en nuestros propios recipientes reutilizables o buscar productos
comercializados en envases rellenables. Si sueles comprar bolsas de
ensalada, por ejemplo, tienes que saber que estos envases crean una
“atmósfera modificada” para conservar los alimentos y usan cloro para
lavar la lechuga, lo que destruye nutrientes de efecto antioxidante y
alto valor, además de ser un proceso que consume muchos recursos. Si
compras una lechuga entera, además de ser mucho más fresca, te sobrará
algo de dinero para comprar más ingredientes o un aliño rico. Si quieres
ir un poco más allá, puedes probar a cultivar tus propias lechugas.
Hasta un simple tiesto da un rendimiento aceptable porque las lechugas
crecen enseguida. Si las siembras cada dos o tres semanas tendrás
lechuga durante meses.
2. Aire fresco. Si usas el
extractor para ventilar la cocina, estás derrochando un montón de
energía, además de llenando tu casa de ruido. Ventila de forma natural
abriendo la ventana.
3. Antes de acostarte y antes de salir de casa, dedica un momento a comprobar que todo esté apagado.
Dejar encendido el ordenador toda la noche, por ejemplo, puede consumir
tanta energía como imprimir 800 folios con impresora láser. Al año
serían 2600 kwh de energía y hasta 1,9 toneladas de CO2 sin hacer nada
de provecho. Además, cuando el cargador del móvil está enchufado a todas
horas, por ejemplo, pierde hasta el 95% de la energía que consume. Si
está caliente, es que consume electricidad. Cuando no te haga falta,
desenchúfalo. Y no dejes cargando el teléfono toda la noche, porque solo
tarda unas horas en alcanzar la carga máxima.
4. Pon en un termo el agua que te
sobre de haber hecho té o café, y úsala para la siguiente tanda en vez
de volver a encender el fuego. Tampoco dejes corres el agua del grifo
esperando a que salga fría, mejor ten siempre una jarra o una botella en la nevera.
5. El aceite de palma está presente
en muchos productos, desde cremas faciales hasta en algunas margarinas,
y aunque aporte una textura muy suave, la verdad es que su producción
supone un durísimo golpe para los ecosistemas. Las plantaciones de
palmeras están sustituyendo grandes zonas de las selvas de países como
Indonesia y expulsando a sus habitantes. Mejor busca productos que
contengan aceites vegetales menos destructivos, como los de oliva o
girasol. Ten en cuenta que siempre vale la pena leerse la etiqueta, y
consultar las propiedades y el impacto sobre la salud y el medio
ambiente de los ingredientes de los productos que nos aplicamos.
6. Pasa del coche. Cada vez que se recorren seis kilómetros en bici, y no en coche, se le evitan al aire unos siete kilos de contaminación.
7. El componente base de las típicas velas
de cera de parafina es el petróleo. Cuando están encendidas liberan en
el aire toxinas como la acetona, el benceno, el plomo y el mercurio. Si
quieres crear un bonito ambiente a la luz de las velas, mejor hazte con
algunas de cera de abeja o de soja, opciones naturales que ambientan de
manera más sana y duran un 50% más que las sintéticas.
8. La gran demanda de atún provoca
una sobrepesca que está haciendo peligrar la especie. Si no quieres
renunciar a su consumo, puedes limitarte al atún pescado con caña, que
por su modo de captura no provoca la destrucción de miles de peces
pequeños que sí causan las redes comerciales.
9. Antes de poner la lavadora en
marcha, espera a que esté llena. Cada ciclo de lavado consume más de 100
litros de agua. Vale la pena aprovechar al máximo hasta la última gota.
Recuerda también que las secadoras consumen más energía que cualquier
otro electrodoméstico. Si es posible tiende la ropa al aire libre. Si
tienes que usarla trata de disminuir su utilización a una carga semanal,
con eso reducirás las emisiones de CO2 de tu casa unos noventa kilos al
año.
10. Reduce al mínimo el impacto de la basura
que no tengas más remedio que generar aplastándola antes de tirarla al
cubo. Así ocupará menos sitio en los vertederos o las plantas de
reciclaje. ¡Además va muy bien para el estrés!
http://www.canalsolidario.org/ -
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