Un chip ingerible, que tiene el tamaño de un grano de arena, se acopla a la pastilla. Registra los signos vitales y los envía al móvil del paciente y al ordenador del médico.
El producto incluye dos pastillas, la del propio medicamento y un placebo que lleva adherido el microchip y debe tomarse a la vez. La señal es recibida por un pequeño receptor instalado en un parche que hay que renovar periódicamente.
La información esencial llega al chip y se transmite al teléfono móvil del paciente y al ordenador del médico. La píldora recoge datos sobre los signos vitales y registra si se está tomando correctamente el tratamiento.
Las píldoras "inteligentes" serán comercializadas por la compañía Lloydspharmacy desde septiembre en el Reino Unido bajo el nombre de Helius. El tratamiento costará alrededor de 60 euros al mes.
Su creación empezó en 2009 en Silicon Valley, EEUU, cuando una
pequeña compañía llamada Proteus Biomedical empezó a desarrollar un chip ingerible.
El diseño de este tipo de pastillas nace de la preocupación de los
médicos por la forma en que los pacientes toman sus tratamientos. Con
este tipo de dispositivos, ahora podrán realizar un seguimiento detallado del paciente, de modo que puede cambiar el tratamiento sobre la marcha si los resultados no son los deseados.
No obstante, la tecnología sigue siendo demasiado costosa frente a los métodos de chequeo más tradicionales.
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