Para satisfacer la demanda de su próspero mercado interno, una casa de subastas invita a coleccionistas de arte chino en el mundo a revender sus "tesoros", codiciados hoy por los nuevos millonarios de ese país.
El jarrón chino, verdadero símbolo de estatus para todo Occidente, está empezando un viaje de regreso
hacia la tierra que le dio origen. "Buscamos coleccionistas que posean
arte chino y que lo quieran vender. Tenemos una decena de oficinas en el
mundo, y en Europa, en Londres y París", dijo Zhao Xu, director ejecutivo Poly Auction, la principal casa de subastas china.
Zhao Xu, pintor e hijo del también artista Zhao Zhungwang, dirige la empresa desde su creación hace seis años.
Es entendible el interés. China lideró el pasado año el mercado mundial de
arte, con 11.500 millones de dólares en ventas y 4.790 millones de
dólares recaudados en 1.668 subastas, la mayoría realizadas por Poly
Auction. "El rápido crecimiento económico (de China) va paralelo al
interés de los chinos ricos por coleccionar arte, una vez satisfecha la
necesidad de casas, automóviles y joyas", dijo Zhao.
La crisis europea impulsa aún más el sector, ya que
muchos coleccionistas se desprenden de sus tesoros. "Hay coleccionistas
que confían en nosotros, pues saben que en China se pueden pagar precios
más elevados", explicó Zhao, citando el ejemplo de un aristócrata belga
que por la crisis tuvo que subastar parte de su colección china y ganó
100 millones de euros (131 millones de dólares).
Las piezas subastadas por la Beijing Poly International Auction Company van desde sellos y pinturas personales del emperador hasta un Ferrari laqueado al estilo oriental.
La casa de subastas cuenta con apoyo oficial, acciones del Estado y
cotiza en bolsa. Su directivo fue premiado en 2011 por la prensa china,
mientras que la revista estadounidense Art + Auction lo calificó como la sexta persona más influyente del mundo artístico, en una lista de cien.
Fuente: EFE
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