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viernes, 3 de febrero de 2012

90 días sin Internet ni móvil, ¿es posible?

Un estudiante de Chicago decidió cortar con todo lo que lo conectaba a la red para volver a relacionarse "con personas y no con perfiles". Tras su "abstinencia 2.0", relató su experiencia.


Jake Reilly era uno de los tantos jóvenes que no pueden vivir sin estar conectados. Enviaba más de 1.500 mensajes al mes, leía los tweets que enviaban las 250 personas a las que seguía y hablaba de 600 a 900 minutos por teléfono.

En un vídeo que subió a Youtube, relata que todo empezó un día en el que estaba en su barrio con sus mejores amigos y se dio cuenta de que en lugar de hablar entre ellos estaban pendientes del móvil.

El 1 de octubre del 2011 decidió cambiar de vida y se prometió a sí mismo que se mantendría alejado de la web y de cualquier red social durante 90 días. "Necesitaba volver a relacionarme con las personas y no con sus perfiles", sentenció.

Con el transcurso de los días, el estudiante de Chicago, de 24 años, descubrió que tenía "más tiempo libre". No obstante, aseguró que la experiencia no le fue fácil.

De esta manera, inició lo que hoy se conoce como Amish Project. El estudiante relató que primero pensó en sólo apagar el móvil, pero después llegó a la conclusión de que sin móvil, la gente trataría de localizarlo a través de mails o mensajes de Facebook, así que decidió terminar con cualquier red social a su alcance.

Durante ese tiempo, Reilly se comunicó con sus amigos escribiendo con tiza en las aceras y dejando notas en los ascensores de su universidad.

Confesó que este "celibato tecnológico" le permitió descubrir a quiénes realmente les interesaba relacionarse con él.

Ahora, Reilly regresó a la web para comunicar y contar su historia a todos aquellos que comparten sus ideas. A pesar de que sigue utilizando las redes sociales, asegura que hoy es mucho más consciente de cómo las usa.

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