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martes, 6 de noviembre de 2012

¿Por qué el Tetris 'absorbe' nuestro cerebro?


Desde su creación en 1984 por el científico soviético Alekséi Pázhitnov, se han vendido más de 100 millones de copias de Tetris en todo el mundo y es considerado por algunos el mejor videojuego de todos los tiempos. Los efectos que produce sobre el cerebro han sido estudiados desde muchos puntos de vista, desde la forma en que se acomoda el rendimiento cerebral a medida que se aprende, hasta dar su nombre a un efecto psicológico. El conocido como "efecto Tetris", por el que  la mente del usuario continúa colocando las piezas durante el sueño, se ha utilizado incluso para mejorar la situación de las víctimas de estrés post-traumático, pero ¿dónde está el secreto de su éxito?


El psicólogo Tom Stafford, conocido por su web 'Mind Hacks', analiza en un artículo para BBC cuáles son las circunstancias que hacen de Tetris un juego irresistible para nuestro cerebro. En su opinión, el factor más importante es que Tetris "toma ventaja del placer básico que experimenta nuestra mente cuando ordena cosas, y lo utiliza contra nosotros".

Cuando lanza incansablemente fichas desde el cielo para que las coloquemos, lo que está haciendo el videojuego es crear infinitas tareas sin acabar que captan irremisiblemente nuestra atención. Cada acción del juego, explica el psicólogo, nos permite resolver una parte del puzle, llenando fila tras fila para que vayan desapareciendo, pero sigue generando nuevos problemas que nos pueden llevar horas. "La misma satisfacción que produce rascarse", asegura Stafford.

Otros videojuegos explotan la misma tendencia humana a ordenar cosas, como en el caso del billar, pero solo Tetris convierte esta labor en interminable y parcial. En los años 30 el psicólogo ruso Bluma Zeigarnik reparó por primera vez en este fenómeno al fijarse en las costumbres de un grupo de camareros de un concurrido café: eran capaces de retener hasta 12 peticiones distintas con todo detalle, pero una vez que lo habían servido lo borraban para siempre de su cabeza.

Este fenómeno, bautizado en los libros de texto como el efecto Zeigarnik, es el mismo que se produce, según Stafford, en los concursos de televisión. Uno puede no tener el menor interés sobre en qué año se fundó la BBC, pero una vez que se formula la pregunta resulta extrañamente irritante no saber la respuesta y la cuestión permanece clavada en nuestra mente hasta resolverla.

Lo que ocurre con el videojuego Tetris es que explota este fenómeno de una manera continua. Cada uno de los bloques que cae del cielo son al mismo tiempo un problema y una potencial solución, y nuestro cerebro tiene escasos segundos para decidir qué cinco teclas de los controles debe tocar para arreglarlo. Una posible explicación para el efecto Zeigarnik, razona Stafford, es que la mente está organizada para perseguir metas. Una vez que conseguidas, nuestra mente fija la atención en otro problema. Como si fuera un parásito cerebral, Tetris coloca un problema tras otro y nos hace caer en la trampa por el extraño placer que produce poner orden, aunque sepamos que el objetivo del juego no conduce a ninguna parte.

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