Páginas

lunes, 26 de noviembre de 2012

La mentira, una cuestión de narices


El 'efecto Pinocho' existe y cuando alguien miente, la punta de su nariz se enfría hasta un grado. La empatía o el esfuerzo mental también bajan la temperatura del apéndice nasal.


La desconfianza hacia los políticos es un sentimiento generalizado entre los ciudadanos, que sospechan que sus dirigentes les mienten con frecuencia. Existen técnicas científicas para comprobar la veracidad de sus afirmaciones, como es la termografía.

Los investigadores Emilio Gómez y Elvira Salazar, del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, han comprobado mediante termografía que la mentira deja huellas en el rostro. "Cuando una persona miente acerca de sus sentimientos su nariz se enfría y aumenta la temperatura en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo", indica Salazar.

"Cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, los cambios térmicos se producen en la nariz y se activa en el cerebro la ínsula, una estructura que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales, pero no se activa cuando no los hay".

Pero la mentira no es el único sentimiento que se puede 'visualizar'. Un gran esfuerzo mental, como el que supone enfrentarse a tareas difíciles, también hace bajar la temperatura de la nariz, como también sucede en las personas muy empáticas. Por el contrario, la temperatura facial se eleva ante un ataque de ansiedad.

Según la psicóloga, y autora principal del estudio, esos cambios son imperceptibles a simple vista y al tacto, pero no pasan desapercibidas para la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina y que se utiliza muy poco en otras áreas, como es la psicología.

Los científicos de la Universidad de Granada han comprobado la utilidad de la termografía para medir la respuesta fisiológica de algunos sentimientos, y para ello han estudiado a lo largo de cinco años a un centenar de personas de diferentes edades, en las que han identificado una serie de reacciones comunes.

Aplicaciones

Además de los cambios de temperatura que generan la mentira, la empatía o la ansiedad, los investigadores han obtenido la huella térmica del ejercicio aeróbico o de distintos tipos de baile, como el ballet o el flamenco. "Cuando una persona baila flamenco baja la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos", explica Salazar.

Los hallazgos anteriores demuestran el extenso campo de aplicación de la termografía, una técnica que experimentó un gran impulso después de la Segunda Guerra Mundial, con las investigaciones militares realizadas por Estados Unidos para detectar al enemigo (visión nocturna).

¿Qué aplicaciones prácticas se derivan del estudio de la Universidad de Granada? Elvira Salazar apunta la posibilidad de "utilizar la termografía para comprobar la sinceridad de nuestros políticos", y asegura que no sería válida en juicios en los que haya que demostrar si una persona miente o no. "Los cambios de temperatura se producen al mentir sobre sentimientos, no por mentiras puntuales". En cualquier caso, "las aplicaciones siempren tienen un retorno positivo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario