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lunes, 4 de junio de 2012

Fotografían a las criaturas más extrañas del mar de Nueva Zelanda


La expedición ha recogido miles de muestras de especies submarinas adaptadas a las inhóspitas condiciones de las profundidades del océano.


El barco Tangaroa, de la organización neozelandesa NIWA, realizó un viaje de tres semanas para entender la vulnerabilidad ante la acción humana de las comunidades submarinas que habitan las aguas frente a la costa norte de Nueva Zelanda.

En un área de 10.000 kilómetros cuadrados y a una profundidad hasta 1.500 metros, tomaron unas 5.000 muestras que los científicos de NIWA cree que son nuevas para la ciencia o para Nueva Zelanda.

En esta expedición se exploró por primera vez los montes submarinos Tangaroa, situados a unos 200 kilómetros de la ciudad de Wahakatane (Isla Norte) y que forma parte de la cordillera submarina Kermadec.

Allí se confirmó la presencia de un volcán y un área hidrotermal que tenía una especie de humo blanco y se captaron imágenes y muestras de extraños especímenes de percebes y gambas o enormes mejillones de hasta 30 centímetros de largo en los montes.

Durante la expedición se constató que "estos animales están específicamente adaptados a aguantar los grandes niveles de sulfuro de hidrógeno gaseoso y agua caliente que produce el conducto hidrotermal", explicó a Efe el jefe de la expedición Malcolm Clark.

El líder de la expedición comentó que los cañones estudiados son parecidos a los valles profundos y desfiladeros que existen en Nueva Zelanda, aunque se conoce muy poco de ellos.

"El fondo de estos cañones generalmente está compuesto de barro espeso, pero también tiene piedras y pedruscos que se han caído de las paredes", que son rocosas y tienen corales y esponjas, además de barro y arena, comentó el científico neozelandés.

Durante la expedición, la cámara a veces provocó pequeñas avalanchas, lo que muestra que se trata de una zona frágil y delicada frente a potenciales actividades de exploración y extracción de recursos energéticos o minerales o de pesca a profundidad.

Los estudios, que fueron financiados por el Gobierno neozelandés, servirán para comprender la vulnerabilidad de las comunidades que habitan las profundidades del mar frente a las actividades humanas como la perforación del lecho marino, la pesca y minería.

Las muestras se suman a la información sobre las estructuras y comportamientos de las comunidades biológicas en la cadena Kermadec, donde hay unos 50 volcanes submarinos que se extienden a lo largo de unos 1.500 kilómetros.

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