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jueves, 12 de abril de 2012

Los cambios en el estatus social de los primates afectan a sus genes

La autora principal del estduio, Jenny Tung, ha indicado que el trabajo "apoya la idea de que el bajo estatus social puede perjudicar la salud", de modo que, "si se mejora la situación social, la salud mejora también".


Los cambios en el estatus social de un primate hembra afectan a cómo se encienden y apagan sus genes; y aquellas con un rango más alto, tienden a ser más saludables -siempre y cuando su condición social no disminuya-. Esta teoría se desprende de un estudio publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' y que es el primero en utilizar un método experimental para observar cómo los patrones de expresión génica se correlacionan con la dominancia social de un animal.
  
La autora principal del estduio, Jenny Tung, ha indicado que el trabajo "apoya la idea de que el bajo estatus social puede perjudicar la salud", de modo que, "si se mejora la situación social, la salud mejora también".
  
Investigaciones anteriores ya habían demostrado que la posición social puede cambiar la manera en que los genes se activan y desactivan en insectos, peces y abejas. Los científicos también habían observado que los entornos sociales de los seres humanos, y los primates no humanos, afectan a sus niveles hormonales, y al riesgo de mortalidad, así como a la supervivencia de su descendencia.
  
Ahora, el equipo del presente estudio ha analizado la regulación de los genes en 49 macacos 'Rhesus' hembra, del Centro Nacional de Investigación de Primates Yerkes (Estados Unidos). Los monos tienen un rango jerárquico basado en el grupo en el que viven; los machos entran en nuevos grupos sociales en la adolescencia para establecer su orden de importancia, mientras que las hembras no abandonan su grupo de nacimiento, y mantienen un rango similar al estatus de sus madres.
  
Para probar cómo difería la expresión genética en el rango de un mono, los científicos de Yerkes sacaron a los macacos hembra de sus grupos nativos, y crearon 10 nuevas unidades sociales, donde el rango se determinó según el momento en que la hembra se incorporó a su unidad. A continuación, Tung y sus colaboradores tomaron muestras de sangre de los monos, y aislaron las células blancas de la sangre.
  
Los resultados mostraron que de los monos de menor rango tenían niveles más bajos de un cierto tipo de células T, y mostraban signos de exposición al estrés crónico; dos hallazgos que ayudaron a explicar por qué sus genes se activaban y desactivaban de forma diferente, a la de los monos de alto rango.
  
"Existen muchos efectos de la situación social en los genes, pero también hemos observado que muchos de estos cambios no son permanentes", ha concluido Tung.

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