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lunes, 27 de febrero de 2012

¿Tiene la sociedad española un trastorno bipolar?

España ha pasado de ser la octava economía mundial a estar al borde de la quiebra, y en esa trayectoria ha arrastrado a los ciudadanos desde la euforia hasta la depresión. Estas reacciones extremas llevan a sospechar que el país está aquejado de un trastorno bipolar.


"Ni hace poco fuimos tan ricos ni ahora somos tan pobres. Nuestra abundante riqueza fue una fantasía y nos la creímos. Creo que hay que tener una visión más ajustada de la realidad. A mí no me gusta calificar de bipolar a la sociedad española, pero lo cierto es que sí tenemos tendencia a los extremos", matiza la jefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital La Paz, de Madrid, Maria Fe Bravo. "Los españoles tenemos una gran expresividad emocional, orientada a los extremos".

El profesor Enrique García Huete, director de Quality Psicólogos, explica que "los episodios de euforia y de depresión vienen dados por la situación actual, pero también por una contaminación emocional social. Cuando hay una serie de parámetros que repiten muchas personas y los medios de comunicación, y los líderes insisten en que estamos muy mal, difícilmente podemos sustraernos a esa contaminación".

Es evidente que la crisis está ensanchando la brecha entre las clases sociales, pero "tiene que haber unos indicadores en los que la mayoría se pueda sentir identificada. Es decir, si yo sigo teniendo un salario y aunque baje la bolsa yo sigo teniendo mi patrimonio intacto, igual no me debería afectar tanto lo que sucede a otros", explica el psicólogo.

El creciente número de personas que viven en situación de pobreza, el aumento de familias con todos sus miembros en paro y los problemas para pagar las hipotecas favorecen el contagio del miedo. "Si oímos a nuestros dirigentes, que por oportunismo o por criterios políticos nos repiten que todo está mal, y además vemos lo que está sucediendo en Grecia, no podemos evitar asustarnos. Todo esto nos lleva a una bipolaridad social", argumenta García Huete.

Cambio de valores

Los expertos admiten que es muy difícil salir de esa contaminación, pero conviene que "cada uno se pare a pensar en cuáles son sus puntos fuertes y qué puede hacer en esta crisis. Tal vez haya que hacer una reflexión común y ver hasta qué punto siguen siendo importantes los valores que priman lo material y lo económico".

Para el profesor, la clave está en que la sociedad recupere las ganas de luchar. "Cuando llegamos a este estado pseudodepresivo, contaminado, donde no vemos oportunidades en el entorno y el futuro se vislumbra muy negro, es necesario cambiar los valores y ayudar a los que más lo necesitan. Eso sí, también debemos percibir que otros nos cuidarán y no que algunos siguen con sus ganancias extraordinarias".

Según la psiquiatra, "en España no estamos al borde la explosión por el factor de protección relacionado con nuestra cultura y con la familia", pero es necesario un cambio del sistema. "Las crisis pueden ser momentos de crecimiento de las personas y un impulso para los jóvenes, pero esto obliga a un cambio de paradigma y la socidad está respondiendo a la corta, sin amplitud de miras. Es un momento difícil, pero hay que buscar cómo dar el cambio y la situación de pesimismo no nos puede paralizar".

Pautas de salud mental

El impacto que la crisis está teniendo en la salud mental centrará el debate en el XXV Congreso de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, del que María Fe Bravo es presidenta y que se celebrará el próximo mes de junio. "Nos preocupa la salud mental de los desempleados, pero también cómo el paro está afectando especialmente a las personas con problemas de salud mental, en las que las tasas de paro superan el 80%. Otro aspecto inquietante es que los recortes están teniendo repercusiones sobre el sistema".

Los dos especialistas confiesan que han experimentado un incremento de pacientes en sus consultas. La psiquiatra atiende "muchos problema de ansiedad y otros problemas relacionados con el ámbito laboral. Además, ha aumentado la cifra de personas que requieren atención por ideas de suicidio". García Huete atiende cada vez más "casos de jóvenes que se encuentran sin los recursos de los que disponían hace poco tiempo y de gente que se tiene que apretar el cinturón. En general son personas de clase media alta y que disponen de más recursos para afrontar la situación".

Ambos insisten en que es un momento extraordinario para acometer una 'reconversión social' en la que vuelvan a imponerse los valores de esfuerzo y respeto.

Para mantener una correcta salud mental, Maria Fe Bravo aconseja "no despegarse de la realidad, ser consciente de lo que sucede y conocer los recursos propios y externos para responder en la gama de los grises, de lo equilibrado y no de lo extremo". Además, "hay que intentar adaptarse a la situación, reconocerla y darle respuesta, y si no se puede hacer sólo, pedir el apoyo de los otros".

La receta de García Huete es "saber ver que cualquier trastorno es una oportunidad para cambiar cosas. No podemos seguir haciendo más de lo mismo. Cuando hay un problema, tenemos que pararnos y ver qué podemos cambiar, además de aprovechar las oportunidades de cada uno".

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