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martes, 28 de febrero de 2012

Los adolescentes CEOs de Silicon Valley

Los inversores de capital de riesgo financian cada vez más a jefes menores de 21 años que llegan al célebre centro tecnológico de California. Los dilemas de los jóvenes que buscan éxitos como el de Mark Zuckerberg.


Josh Buckley, presidente ejecutivo de una empresa de creación de juegos en Internet, espera con grandes expectativas una conferencia de la industria en San Francisco, sobre todo por las charlas y los encuentros con los pesos pesados del sector, pero hay un problema: tiene 20 años. 

Buckley podría verse apartado de muchos de sus colegas que participan en la Conferencia de Desarrolladores de Juegos (a desarrollarse el mes próximo) porque no tiene edad para beber.

Le confiscaron recientemente su documento de identidad falso, y los dos nuevos que ha encargado a una compañía china aún no han llegado.

Estos son los dilemas que afrontan los cada vez más jóvenes empresarios que los inversores de Silicon Valley están respaldando estos días.

Aunque existe poca información sobre el fenómeno, los inversores de capital de riesgo dicen que están financiando a más presidentes ejecutivos menores de 21 años que antes.

"Ciertamente no podemos escogerlos más jóvenes, o acabaremos invirtiendo en preescolar", bromeó Marc Andreessen, cuya firma de capital-riesgo Andreessen Horowitz es una de las que respaldan la compañía de Buckley, MinoMonsters.

Andreessen y otros inversores dicen que los empresarios a los que respaldan a los 18 o 19 años llevan tiempo preparándose, aprendiendo códigos informáticos, lanzándose a ambiciosos proyectos 'freelance' e informándose sobre Internet.

Algunos se están moldeando a conciencia a imagen del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, de 27 años, que creaba videojuegos cuando era un niño e hizo un curso de informática de nivel de licenciatura antes de entrar en la adolescencia.

El negocio de Internet enfocado al consumidor es un entorno ideal para los jóvenes, porque las compañías en línea suelen necesitar relativamente poco capital.

Una empresa de chips recién creada requiere entre 10 y 20 millones de dólares en las primeras fases, recalcó Joe Kraus de Google Ventures, y sería aún más difícil para la mayoría de jóvenes con talento.

"Si voy a firmar un cheque tan elevado, voy a invertir en gente que ya lo haya hecho antes, pero si lo miras pensando 'Hey, voy a recaudar 500,000 dólares', hay muchas formas de conseguirlos", agregó.

Kraus respaldó Airy Labs, una compañía de juegos sociales educativos dirigida por el veinteañero Andrew Hsu que consiguió 1.5 millones de dólares.

Hsu está aprendiendo ahora las mismas duras lecciones que sus mayores: la compañía tuvo que despedir personal y está buscando alquilar parte de su oficina en Palo Alto, California.

Hsu dijo que la compañía está tomando una dirección distinta y centrándose en una línea de nuevos productos en matemáticas, lengua, arte y ciencias.

Kraus señaló que su mayor contratiempo con jóvenes empresarios son las referencias comerciales que no entienden porque son demasiado jóvenes para tener conocimiento.

Andreessen dice que más de un joven empresario le ha preguntado: "¿Qué volvió a hacer Netscape?"

Andreessen, cofundador de Netscape, que desarrolló el primer navegador de web comercial y ayudó al despegue de la era de Internet, apenas había conseguido su licenciatura en 1993.

"Tenía 9 años" durante el primer gran auge de Internet, dice Brian Wong, de 20 años, que dirige la red de premios Kiip. Ha tenido historias de compañías que se hundieron cuando explotó la burbuja de las 'puntocom' en 2000 para hartarse.

La primera vez que escuchó el nombre de Webvan, un legendario fracaso de las 'puntocom', "tuve que buscarlo", recordó.

Wong ha obtenido más de cuatro millones de dólares de Hummer Winblad Venture Partners y otros inversores.

Cree que su edad le ayuda a él y a otros jóvenes emprendedores. "Se espera que no tengas límites", indicó.

Aunque la falta de preocupaciones propia de la juventud pueda ser positiva para los inversores, es menos apreciada por los propietarios.

Tim Chae, presidente ejecutivo de 20 años y cofundador de la compañía de marketing en redes sociales PostRocket, dijo que su edad y su falta de crédito le crearon problemas cuando se trasladó a San Francisco el año pasado y necesitaba un apartamento.

Finalmente, su padre tuvo que conducir 88 millas desde Sacramento para avalarle en el alquiler.

Chae, que dejó el Babson College, vive ahora cerca de Mountain View y asiste a 500 Startups, un cursillo acelerado para compañías jóvenes impartido por la firma de inversión del mismo nombre.

Ha conseguido una pequeña cantidad de capital y espera que la salida a Bolsa de Facebook ayude a que los inversores sean más benévolos con los jóvenes empresarios. "Gracias a Dios por Zuckerberg", afirma.

Zuckerberg, que abandonó Harvard tras dos años, está ayudando a relanzar la noción de dejar la universidad.

Peter Thiel, uno de los primeros inversores de Facebook y cofundador de PayPal, está ayudando a crear becas de dos años para los estudiantes que se toman un descanso de sus estudios, trasladándose a San Francisco y persiguiendo sus aspiraciones empresariales.

Eso es lo que hizo Laura Deming, de 17 años, cuando consiguió una beca para descubrir y financiar tecnologías "antiedad" y dejó el Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Como aún no tiene 18 años, tuvo que enviar por fax documentos como acuerdos de confidencialidad a su padre en Boston para que los firmara.

Por su parte, Sahil Lavingia, de 19 años, recuerda un día del verano pasado en el que tenía varias reuniones programadas en Sand Hill Road, sede de muchas de las grandes compañías de inversión del país, y no tenía un automóvil para llegar.

El viaje de unas pocas millas le llevó horas porque Lavingia tuvo que tomar un tren, un autobús hasta la Universidad de Stanford y esperar un transbordo al Stanford Linear Accelerator Center, que está en Sand Hill Road.

Otra vez, temiendo acabar empapada en sudor tras caminar por Palo Alto en un caluroso día, se puso unos pantalones cortos aunque se dirigía a una reunión con VC Accel Partners.

El atuendo, informal incluso para los relajados estándares de Silicon Valley, no hizo que Accel no invirtiera. Lavingia, que formó parte del tablón de anuncios virtual Pinterest, recaudó 1.1 millones de dólares para su empresa de pagos, Gumroad.

Buckley también tuvo problemas para llegar a Sand Hill Road. Una noche se quedó despierto hasta las tres de la madrugada y se durmió al acudir a una cita con una empresa de capital-riesgo.

"No se lo tomaron demasiado bien", indicó, añadiendo que sus reiteradas disculpas y peticiones de que programar otra cita recibieron un lacónico "no, gracias".

No hay problema. Buckley, que ya había vendido una compañía cuando estaba en el colegio por una cifra que asegura que tenía seis cifras, consiguió más de un millón de dólares de Andreessen Horowitz y otros inversores.

En el momento en que se durmió para la cita, asistía a Y Combinator, un programa de tres meses para empresas de nueva creación. En referencia al niño mago de libros y películas, el cofundador de Y Combinator Paul Graham llamó a Buckley "el Harry Potter de las empresas de nueva creación", aunque dijo que no era el más joven que conseguía ser admitido en el programa.

Ese honor corresponde a John Collison, cofundador de la compañía de pagos Stripe, que fue admitido con 16 años, pero no pasó todo el programa, según Graham.

En su lugar, él y su hermano de 19 años fusionaron su compañía con otra, Auctomatic, y se la vendieron a una compañía canadiense por 5 millones de dólares en efectivo y acciones.

La mayoría de jóvenes empresarios asegura que su interés radica en crear empresas más que en venderlas.

Buckley tuvo mucho que decir en respuesta a las indagaciones de que había recibido recientemente una oferta de posible compra por parte de Facebook.

Su determinación a no venderla viene del consejo que recibió de un exitoso ejecutivo que conoció el año pasado en Y Combinator: Mark Zuckerberg.


Fuente: Reuters

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