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sábado, 14 de enero de 2012

Combatir una epidemia mortal de sarampión en medio de la inseguridad

Sarampión y desnutrición se combinan en Somalia de forma letal. El sarampión se ha cebado especialmente en los campos de desplazados de Mogadiscio, en los que se refugian miles de somalíes procedentes de las áreas rurales afectadas por la sequía, la muerte del ganado, la falta de cosechas y el hambre. Abdinur Jils llegó con su hijo a uno de estos campos, en Rajo, en una playa de la capital somalí. Jils explica que su niño, de nombre Noor Abdinur y de solo 1 año, tiene sarampión y una tos persistente. 

Como buena parte de la población somalí, Noor Abdinur no ha sido vacunado nunca. Procedentes de la región del Bajo Shabelle, tuvieron que dejar sus tierras después de la muerte del ganado.

El sarampión se transmite por vía aérea. En campos atestados, con niveles de desnutrición elevados, la enfermedad encuentra un caldo de cultivo idóneo para propagarse. Los niños menores de 5 años son los más vulnerables y complicaciones comunes añadidas como diarreas o neumonías pueden ser entonces fatales. Veinte años de conflicto y la falta de un gobierno estable y de desarrollo han causado el colapso del sistema de salud somalí, por lo que los niveles de vacunación son muy bajos (el 30% de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud). La prioridad, pues, ahora sería llevar a cabo campañas de vacunación masivas.

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